De los apoyos, dijeron, una parte la pondría el gobierno federal y otra los pescadores, quienes esperanzados aceptaron, pero los jóvenes no regresaron.
Juchitán (vía El Universal Oaxaca).— En los primeros meses de 2019, jóvenes que se identificaron como técnicos de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) se desplegaron en los municipios más recónditos de la Costa y el Istmo de Tehuantepec y ofrecieron a los pescadores gasolineras portátiles, pequeñas fábricas de hielo y sustitución de equipos de pesca, entre otras promesas.
De los apoyos, dijeron, una parte la pondría el gobierno federal y otra los pescadores, quienes esperanzados aceptaron, pero los jóvenes no regresaron.
“Nos trajeron unos folletos con las fotos de las pipas con capacidad de 40 mil litros. Así, serían la gasolinera portátil y costarían un millón 200 mil pesos. Dijeron que iban a hacer un censo, pero no volvieron. Sólo nos engañaron”, recuerda ahora Yldeberto Rodríguez López.
En ese entonces, los casi 300 pescadores de la cooperativa Copalito, del municipio ikoots de San Dionisio del Mar, se entusiasmaron, pues imaginaron que con la gasolinera portátil pagarían a 16.70 pesos por el litro del combustible. En esa época, el litro costaba 20.50 pesos en la estación de servicio y a pie de playa subía a 22.50 pesos.
“La alegría que vivimos no tenía límites porque con esa gasolinera con capacidad de 40 mil litros por fin íbamos a tener suficiente gasolina y nos olvidaríamos de los cinco tambos donde almacenamos 200 litros. Nos dijeron que la mitad sería para gasolina y la otra para diésel que se vendería a los campesinos”.
Actualmente los casi mil integrantes de las cinco cooperativas pesqueras de los pueblos del mar, San Dionisio, San Francisco, San Mateo, Santa María y Huamúchil, que navegan la Laguna Superior, siguen arrastrando la decepción y las promesas incumplidas que el entonces nuevo gobierno federal les dejó en febrero de 2019. Ahora compran el litro de gasolina a 29 pesos a pie de playa.
Los integrantes de la Unión de 12 cooperativas de la Zona Oriente del Istmo, quienes pescan en Laguna Inferior o Mar Muerto, en los límites con Chiapas, apartaron incluso un predio de dos hectáreas en la pesquería de Conchalito (Tapanatepec), para la gasolinera portátil, así como para una pequeña fábrica de hielo, recuerda Fidel Villanueva Ortiz, de la cooperativa Pesqueros de Trejo.
Ante el reclamo de los pescadores por el incumplimiento, personal del gobierno federal les entregó, meses después, una serie de tarjetas para retirar 40 mil litros de gasolina, pero sólo válida para cinco días.
“¿Cómo retirar esa cantidad? ¿Cómo la íbamos a almacenar y a transportar? Como no pudimos, cancelaron las tarjetas. Fue una burla”, coincinden.
Los pescadores de la zona oriente del Istmo explican que posteriormente se enteraron que también engañaron a los ikoots y a cooperativas de la Costa de Oaxaca, a quienes les ofrecieron pavimentación de caminos a las pesquerías, lo que al final sólo fueron promesas. “En lugar de cumplirnos, nos quitaron los programas de apoyo que teníamos”, dice Fidel Villanueva, líder de pescadores.
Según el pescador, antes contaban con un apoyo de cuatro pesos por litro de gasolina, y con la inspección y la vigilancia para evitar la sobreexplotación pesquera. Ahora, argumenta, los inspectores no salen porque dicen que no les dan dinero para combustible. “No tenemos ayuda para el cambio de lanchas y redes y como la gasolina está cara, guardamos los motores y jalamos la lanchita con las varas. Así ahorramos”, señala.
En las comunidades ikoots, al igual que en las pesquerías de la zona oriente que pertenecen a San Pedro Tapanatepec, como Trejo, Conchal, Guadalupe, Rancho Salinas y Bernal, los hombres del mar reclaman a las autoridades que, si no cumplirán sus compromisos, que desazolven las bocas barras de Santa Teresa y Tonalá, para que se oxigenen las lagunas donde pescan y que lentamente están muriendo.
Durante septiembre y octubre de este año, los pescadores ikoots, con pico y pala en las manos, abrieron una importante zona de la boca barra de Santa Teresa y desde entonces, las aguas del Pacífico oxigenan la laguna superior y ahora capturan escamas que no aparecían como sabalote, jurel y mojarras.
En Mar Muerto, donde los pescadores de la zona oriente, batallan por la vida, piden que las autoridades federales ayuden a limpiar la boca barra de Tonalá que, durante los periodos de seca, se azolva y no permite la entrada de aguas del Pacífico al complejo lagunar y durante meses se quedan sin productos.
Los pescadores protestaron recientemente cerrando las carreteras del Istmo de Tehuantepec. “Queremos que nos apoyen con la reconstrucción de los caminos. En las pesquerías de Tapanatepec se necesita reparar unos 15 kilómetros de caminos, en la zona ikoots, hay como ocho caminos destruidos que hemos rehabilitado, pero cada año se dañan por las lluvias”, finalizan.