OAXACA DE JUÁREZ.- Las notas de ahora y las de antes se fusionan casi perfectamente. Emocionados, los niños y niñas de San Matías Petalcaltepec, una comunidad habitada por el pueblo chontal y rodeada por las montañas de la Sierra Sur, tocan los instrumentos recién llegados y hacen gala de meses de aprendizaje.
Son instrumentos donados por personas de fuera, conseguidos todos por la tenacidad de Luis Ángel Leodegario, un joven universitario para quien la labor social no es algo ajeno y que, incluso, ganó este año el Premio Estatal de la Juventud, en la categoría de Labor Comunitaria, por sus esfuerzos a favor de su localidad.
Hace poco más de un año fue que este joven decidió que no permitiría que la música tradicional de su pueblo, pilar de la identidad y esencia de las fiestas comunitarias, muriera con la extinción de la única banda de viento, cuyos integrantes, todos de más de 80 años, han ido muriendo con el tiempo. Actualmente sólo sobreviven tres.
“Mi abuelito fue músico y tocaba el clarinete, ahora ya no toca por su edad y no nos puede enseñar a nosotros porque ya está grande, pero yo estoy motivado a aprender de la música chontal de mi pueblo”, dice Ricardo Rodríguez, de 12 años.
Fue con esa idea que Luis Ángel, estudiante de medicina, formó un grupo de niños interesados en aprender de los últimos músicos los secretos de las melodías que por años han escuchado sus padres y sus abuelos, y de las que ahora son los herederos, encargados de memorizar y conservarlas.
“El objetivo es que la banda de los abuelitos, que se desintegró porque fueron muriendo, le enseñe a los niños. Se ha visto como algo muy positivo, tuvimos el respaldo de los habitantes del pueblo y de las autoridades”, cuenta el joven.
Durante el año que Luis Ángel se encargó de tocar puertas y solicitar donaciones para conseguir los instrumentos de la banda, los niños y niñas no perdieron el tiempo.