Pues nada que, de pronto, como sin venir a cuento, en la mañanera del 7 de febrero, en Palacio Nacional, el presidente reprochó al gobierno de Austria el no querer otorgar en calidad de préstamo el conocido como Penacho de Moctezuma que hace años permanece en el Weltmuseum, de Viena, Austria, donde no solo es parte de su colección, sino que es su pieza más importante.
El reproche a Austria se suma a la divergencia que ya el gobierno mexicano tiene con Estados Unidos –aunque se maneja de forma muy diplomática por ambas partes–, con España y el diferendo reciente con Panamá por su rechazo a recibir a Pedro Salmerón como embajador mexicano.
En lo que respecta a Austria hay antecedentes. En octubre de 2020, Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente hizo una gira por Europa, en donde se reunió con jefes de Estado y con el papa Francisco, con la finalidad de traer algunos de los códices y otros “tesoros” del México prehispánico que se encuentran en el viejo continente, para exhibirlas en el marco de las celebraciones por el bicentenario de la consumación de la Independencia en 2021.
[Además, con este viaje se pretendía obtener que el Vaticano a través del papa Francisco, así como que los Reyes de España pidieran perdón por la Conquista y la violencia con que fue introducida la evangelización en este territorio.]
Por supuesto sí es importante y queremos que México recupere muchas de las piezas prehispánicas que a lo largo de los siglos han sido saqueadas de nuestro territorio. El robo de piezas de arte prehispánico como del arte religioso colonial, así como archivos históricos antiguos y recientes, como vestigios humanos, como huellas de nuestro pasado…
Mucho se han robado de nuestro territorio. En muchos casos, incluso, ayudados por mexicanos traidores. Muchas piezas mexicanas se encuentran en Museos reconocidos, otras en colecciones particulares y más están a la venta a precios estratosféricos, como ocurre en las grandes galerías de subastas de arte en el mundo; aunque también se comercian de forma subrepticia…
Los resultados de aquel viaje fueron infructuosos. Acaso Italia envió algunas piezas prehispánicas, importantes, sí, pero no relevantes. Y algunos guiños de otros países visitados. Pero al final de cuentas nada sobresaliente. Lo de Austria tenía la intención de que enviaran a México el penacho que se dice que perteneció a Moctezuma.
En su alocución mañanera del 7 de febrero, el presidente acusó: “Los que tienen el Penacho, de manera ilegal, argumentan que no lo pueden mover, que han hecho estudios y que se dañaría. No se lo quisieron prestar ni a Maximiliano”, dijo.
E informó que él le escribió una carta a Alexander Van der Bellen, presidente de Austria, solicitando el préstamo del objeto prehispánico, no su devolución, pero “se negó completamente”. (Una copia del penacho está en el Museo Nacional de Antropología e Historia de Ciudad de México).
Para empezar habría que recordar del famoso Penacho de Moctezuma que no hay evidencias históricas ciertas de que lo hubiera usado el tlatoani Mexica. De hecho los mandatarios prehispánicos usaban una especie de tiaras de oro a modo de insignia de altísima autoridad, pero no penachos, los cuales eran propios de los sacerdotes.
Se sabe también, que el mandatario azteca se lo obsequió en 1519 a Hernán Cortés junto con otras piezas de jade, plumas, oro; esto a modo de congraciarse con él en vista de la circunstancia extraordinaria de su llegada y de la amenaza que representaba para el imperio azteca.
Según el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México En su publicación “Primeras Visiones. Cartas, Relaciones, Memoriales e Informes” hacen mención de la “Primera carta-relación de la justicia y regimiento de la Rica Villa de la Vera Cruz a la reina doña Juana y al emperador Carlos I, 10 de julio de 1519”, donde se incluye una lista y descripciones de objetos enviados como regalos al rey de España, entre los cuales se incluían oro, joyas, piedras, plumajes, ropa de algodón y “dos libros de los que acá tienen los indios”.
Y aunque no se precisa si este penacho iba dentro de los primeros envíos, se sabe que Cortés lo habría enviado al rey Carlos quien era miembro de la familia Habsburgo, de origen austriaco, lo cual podría ser considerado un factor para que se quedara en ese país.
En 1878, el penacho de Moctezuma, ´que en realidad es un quetzalapanecáyotl, fue hallado en el Palacio de Ambras por Ferdinand Von Hochstetter, director del Museo Natural de Viena y que debido a su descuido y notable deterioro, se sometió a una restauración, y con ello se convirtió en propiedad estatal administrada por el museo´.
Pero qué necesidad hay de una confrontación con un país con el que hay una relación histórica –para bien o para mal, incluso en torno al imperio de Maximiliano y Carlota en el siglo XIX mexicano–. Sin embargo a la historia hay que entenderla en sus propios términos, en su momento y razones históricas y no aplicarles criterios actuales para argumentar hechos de hoy.
La mejor política exterior es eso, cuidar la política exterior de México como frentes de interés y beneficio para México, nuestra soberanía y seguridad nacional. Confrontar a otras naciones aísla a nuestra nación, la enemista y genera perjuicios para todos.
En esto no sólo tiene que ver el presidente mismo, sino también el canciller Marcelo Ebrard que a cada desaguisado político guarda silencio obediente, con lo que queda claro que sus servicios están a disposición de un régimen y no del país al que juró servir y cuidar.