Entre el alivio que implica lo que parece ser una estabilización en términos sanitarios, la población enfrenta una época de inflación, en donde principalemente los alimentos se han encarecido de manera inédita.
Vía El Economista
Parece que por fin la crisis sanitaria que implicó la Covid-19 en México y el mundo está comenzando a ceder, las muertes relacionadas con el virus se han reducido significativamente y las personas sienten cierto alivio. Pero la recuperación pospandemia no ha sido ni tan rápida ni tan efectiva: en el medio se han cruzado conflictos internacionales, escasez de materias primas, sanciones al comercio global, olas inéditas de violencia y, por supuesto, el incremento generalizado de los precios.
La inflación figura entre las principales preocupaciones de los y las mexicanas, especialmente a quienes conforman la población de los ingresos más bajos. Y claro, porque en los deciles I y II están las personas que destinan más de la mitad del dinero que tienen sólo a comer y es justamente la comida lo que está encareciendo más.
Los hogares mexicanos están moderando sus expectativas económicas y la inflación es uno de los principales detonantes. Durante marzo del 2022, el indicador que evalúa la opinión de los consumidores respecto del nivel de precios se ubicó en 15.2 puntos, nivel significativamente menor que el umbral base de 50 puntos. Además, con dicho resultado ya son siete meses al hilo con caídas interanuales en el nivel de confianza de las viviendas mexicanas en materia de inflación.
Estas cifras reflejan apenas un poco de las realidades que se viven a diario: el kilo de tortillas se comercializa hasta en 24 pesos, el kilo de aguacate ya toca los 100 pesos en algunas zonas del país -casi lo mismo que un kilo de carne de res molida sin marca-.
La cebolla, el jitomate y el chile alcanzan 16, 20 y 28 pesos promedio por kilo, respectivamente, de acuerdo con los registros del SNIIM de la Secretaría de Economía.
Estos genéricos son componentes fundamentales de la cesta básica en México, que de hecho, registra un encarecimiento mayor que el INPC general.
De acuerdo con las líneas de pobreza por ingresos y pobreza extrema que calcula el Coneval(Consejo Nacional de Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social), al corte de marzo del 2022 estos son los montos mínimos necesarios para pagar la canasta alimentaria y la canasta general:
Sólo para comer se necesitan:
- En regiones rurales: 1,518 pesos mensuales por persona.
- En regiones urbanas: 1,975 pesos mensuales por persona.
Para comer, bañarse, cocinar, salir a trabajar y vivir se necesitan:
- En regiones rurales: 2,870 pesos mensuales por persona.
- En regiones urbanas: 4,4043 pesos mensuales por persona.
La tendencia acelerada en las tasas de inflación no es un problema que enfrenta México de manera aislada; el resto del mundo está viendo encarecer los precios a escala general. Las organizaciones económicas e instituciones financieras proyectan que esta tendencia podría durar lo que resta del 2022, todo el 2023 e incluso hasta el 2024.