El año 2024 marca el inicio de un ciclo bisiesto, caracterizado por la adición de un día extra, totalizando 366 días.
Esta práctica, destinada a preservar la armonía estacional, se remonta al Imperio Romano, específicamente en el año 46 a.C., bajo el gobierno de Julio César.
El concepto de años bisiestos surge del ajuste necesario al calendario juliano, que inicialmente dividía un año en 365 días.
La adición de un día a febrero cada cuatro años compensa la discrepancia entre el calendario y la duración real del año solar, que es de aproximadamente 365.25 días.
La intervención astronómica se acentúa cuando los astrólogos griegos señalan que el año trópico es ligeramente más corto que el estipulado por los romanos. La corrección de este desfase fue llevada a cabo por el papa Gregorio XIII en 1582, dando origen al calendario gregoriano.
Qué países adoptaron primero los años bisiestos?
España, Portugal e Italia fueron pioneros en adoptar este nuevo sistema, que establece la regla de bisiestos: los años divisibles por cuatro lo son, excepto aquellos divisibles por 100, a menos que también lo sean por 400.
La existencia de los años bisiestos no solo refleja una adaptación milenaria para sincronizar el tiempo humano con el astronómico, sino que también resalta la interconexión histórica y cultural que ha marcado la evolución de nuestros sistemas temporales.
Aunque el debate sobre la continuidad de esta tradición persiste en la era moderna, el año 2024 nos recuerda la relevancia de estos ajustes para mantener la precisión en nuestro seguimiento del tiempo y las estaciones.
Fuente: El Imparcial