Cuando la sororidad es selectiva

by | Ene 18, 2024 | Oaxaca, Portada

María Verdad Mares

La sororidad es un valor que implica la amistad, el afecto y la solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento y contra la violencia de género.

Sin embargo, ¿qué pasa cuando este valor se aplica de forma selectiva y se ignora el sufrimiento de otras mujeres que no son consideradas dignas de apoyo? ¿Qué pasa cuando una mujer que ha sido víctima de una agresión brutal, como María Elena Ríos, se convierte también en agresora de otras mujeres y su caso se convierte en un vehículo para fines políticos y económicos personales y de grupo.

María Elena Ríos es una saxofonista oaxaqueña que sobrevivió a un ataque con ácido en 2019. Desde entonces, ha recibido el respaldo de diversos grupos y colectivos feministas, así como de personalidades del ámbito artístico y cultural, que han exigido justicia y castigo para los responsables.

Sin embargo, también se ha denunciado que Ríos ha agredido física y verbalmente a otras mujeres, tanto antes como después del ataque, pero por su condición de víctima, evade responsabilidades por dichas agresiones, mismas que han sido violencias graves.

Entre las mujeres que han sufrido la violencia de Ríos se encuentran integrantes de colectivas feministas en Oaxaca, a las que ha insultado y denostado por cuestionar sus acciones. También se encuentran funcionarias públicas, como secretarias, agentes, juezas y fiscales, a las que ha denigrado y ridiculizado por su trato de desprecio y hostilidad, incluso cuando han tratado de ayudarla con su caso judicial. Además, hay mujeres que denuncian haber sido atacadas con navajas y tijeras por Ríos y su hermana, derivado de supuestos conflictos familiares o sentimentales.

Estas mujeres han denunciado los hechos ante las autoridades, pero no han recibido atención ni el apoyo, que también merecen.

¿Por qué estas mujeres son ignoradas? ¿Por qué se les niega la sororidad? ¿Acaso no son todas mujeres que han sufrido violencia y que necesitan justicia? ¿Acaso no son todas hermanas en la lucha por la equidad y el respeto? ¿O es que hay mujeres de primera y de segunda, según el grado de exposición mediática o el interés político que generen sus casos?

No podemos permitir que la sororidad se convierta en un concepto vacío, que se usa para defender a unas mujeres y para atacar o silenciar a otras.

No podemos permitir que una mujer que ha sido agredida, se sienta con el derecho de agredir a otras mujeres, y que se le excuse por el hecho de haber sufrido.

No podemos permitir que se manipule el dolor y el sufrimiento de las mujeres para obtener beneficios personales o partidistas.

La sororidad debe ser un valor universal, que se practique con todas las mujeres, sin distinción ni discriminación. La sororidad debe ser un valor que nos una, que nos fortalezca, que nos impulse a cambiar la realidad que vivimos. La sororidad debe ser un valor que nos haga más libres, más dignas, más humanas..