El presidente electo Donald Trump está listo para causar una nueva tormenta política al firmar dos órdenes ejecutivas en su primer día en el cargo. Estas medidas, según funcionarios del Gobierno entrante, redefinirán la forma en que el Gobierno federal aborda temas de género y diversidad, desmantelando programas y normas establecidos durante las administraciones anteriores. Para algunos, estas decisiones representan un regreso a la “realidad biológica”; para otros, son un retroceso significativo en los derechos civiles.
Las dos órdenes, presentadas bajo el lema de “restaurar la cordura”, buscan reconocer solo dos sexos —femenino y masculino— basados en una clasificación biológica, y eliminar las iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) dentro del Gobierno federal. Los defensores de estas políticas argumentan que son necesarias para frenar lo que consideran una “ideología de género radical”. Sin embargo, los críticos ya han encendido alarmas sobre las posibles consecuencias de estas acciones.
El debate no solo es sobre documentos y definiciones. Estas órdenes podrían afectar a millones de personas, desde empleados federales hasta ciudadanos comunes que requieren servicios gubernamentales. A medida que estas medidas avanzan, también se espera una oleada de litigios y resistencia por parte de grupos defensores de derechos civiles y comunidades afectadas. El impacto será amplio y, como ya lo anticipan los expertos, probablemente polarizará aún más a la sociedad estadounidense.
La pregunta ahora es: ¿qué implica este cambio para el país y su posición en temas de equidad y derechos humanos? Mientras algunos celebran la medida como una declaración de principios, otros la ven como un golpe devastador a los avances en inclusión y diversidad logrados en las últimas décadas.
¿Qué dicen las órdenes ejecutivas?
La primera de las órdenes ejecutivas establece que el Gobierno federal solo reconocerá dos sexos: masculino y femenino. Esta definición se basará estrictamente en la biología y no en la identidad de género, según declararon los funcionarios del equipo de transición de Trump. Documentos oficiales como pasaportes y visas reflejarán esta clasificación, eliminando opciones como “X” que fueron introducidas durante la administración de Joe Biden.
Además, se eliminarán referencias al “género” en las comunicaciones y procesos internos del Gobierno. “La política de Estados Unidos es reconocer dos sexos, masculino y femenino. Son sexos que no se pueden cambiar y que se basan en una realidad fundamental e incontrovertible”, afirmó una funcionaria durante una conferencia de prensa.
Esta medida también pondrá fin a la práctica de alojar a personas trans en prisiones que correspondan a su identidad de género, así como a los procesos de transición financiados por los contribuyentes para presos.
Fin de los programas de diversidad y equidad
La segunda orden ejecutiva busca desmantelar los programas de diversidad, equidad e inclusión en el Gobierno federal. Estos programas, conocidos como DEI por sus siglas en inglés, serán sometidos a evaluaciones mensuales por parte de los subsecretarios de las agencias gubernamentales. El objetivo es identificar y eliminar mandatos, políticas y actividades relacionadas con estas iniciativas.
Entre las actividades que se verán afectadas están los programas de justicia ambiental, subvenciones para equidad y planes de acción que promovían la inclusión en diversos sectores. Según los funcionarios entrantes, estas políticas impiden que las personas sean tratadas como iguales y representan un costo innecesario para los contribuyentes.
Reacciones y resistencia
Organizaciones como la ACLU han prometido luchar contra estas órdenes ejecutivas, utilizando herramientas legales y políticas para proteger los derechos de las comunidades afectadas. “Usaremos todas las herramientas a nuestra disposición para luchar por las libertades plenas e iguales para todos nosotros”, afirmó la organización en un comunicado.
Fuente: Debate