El 11 de agosto de 2025, el ministro de Estado de Cultura de Alemania, Wolfram Weimer, decretó la prohibición del lenguaje inclusivo en todos los documentos oficiales, comunicaciones internas y discursos de su ministerio, que abarca a unos 470 empleados. La medida veta el uso de asteriscos, guiones, barras o la ‘@’ para marcar neutralidad de género, como en ‘Bürger*innen’ (ciudadanxs), y promueve el uso del alemán normativo según las directrices del Consejo de Ortografía Alemana. Weimer argumentó que ‘el género forzado no refleja cómo habla la gran mayoría en nuestro país’ y que el lenguaje debe ‘unir, no dividir’.
La decisión se extiende como una recomendación a los 15 ministerios federales, medios públicos, museos y el sistema educativo, aunque estas instituciones tienen autonomía para decidir. Cinco estados federados, como Baviera y Sajonia, ya habían prohibido el lenguaje inclusivo en escuelas y universidades desde 2021, y el Ministerio de Educación y Familia, bajo Karin Prien, vetó su uso en comunicaciones oficiales en julio de 2025. Sin embargo, la medida enfrenta resistencia de partidos progresistas, como los Verdes, y colectivos LGTBIQ+, que la califican como un ‘retroceso simbólico’ que invisibiliza a personas no binarias y trans.
El Consejo de Ortografía Alemana sostiene que estas formas, como el asterisco de género (*), generan barreras en la comunicación, especialmente en textos leídos por programas para personas con discapacidad. Por otro lado, activistas argumentan que el lenguaje inclusivo visibiliza identidades diversas, y la Deutsche Journalisten-Verband ha denunciado la medida como una ‘extralimitación de competencias’.
Alemania se suma a una tendencia conservadora que prioriza la claridad lingüística. En Francia, el Senado aprobó en 2023 un proyecto para vetar el lenguaje inclusivo, respaldado por Emmanuel Macron, y en Italia, la Academia de la Crusca rechaza signos como el asterisco. En contraste, países como España han adoptado formas inclusivas en algunos contextos, generando críticas de la Real Academia Española.
La implementación de la medida en Alemania dependerá de la autonomía de las instituciones. Aunque Weimer no puede imponerla fuera de su jurisdicción.
EM