Primera parte de la entrevista con la presidenta municipal de Santa Cruz Xoxocotlán, quien en unas horas rendirá su primer informe de gobierno; habla de 800 obras ejecutadas, la batalla por el agua y el costo físico de gobernar contra reloj
NADIA SANABIA / PERIODISTAS OAXACA
Santa Cruz Xoxocotlán, 14 de diciembre de 2025.- Llegó dos minutos tarde y con medicamento sobre un ojo inflamado. No es metáfora: Nancy Benítez Zárate acaba de salir del oftalmólogo. El ritmo de inauguraciones, banderazos y recorridos de obra le cobraron factura al cuerpo. Pero la primera mujer electa presidenta de Xoxocotlán no parece dispuesta a aflojar el paso. En unas horas rendirá su primer informe de gobierno —este domingo 14—, y la lista de lo ejecutado en apenas once meses parece desafiar las matemáticas presupuestales de cualquier municipio mexicano.
La entrevista ocurre en una mañana de miércoles después de meses de buscar espacio en su agenda. A pesar de las constantes llamadas y mensajes con las que lidia una munícipe, Benítez Zárate acepta conversar durante 45 minutos y en ningún momento se distrae con su teléfono.
Esta es la primera de tres entregas.
Las cuentas de un municipio que despertó
Ochocientas obras y acciones. Ese es el número que Nancy Benítez pone sobre la mesa cuando se le pregunta qué ha hecho su gobierno en estos once meses. La cifra suena a exageración hasta que comienza a desglosarla: 300 ejecutadas con recursos estrictamente municipales, otras 300 con mezcla de fondos federales, estatales y locales, y el resto, obras y acciones con apoyo directo del gobierno del estado y el gobierno federal que encabeza la primera mujer Presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
La estrategia, explica, fue definida desde el primer día. Cuando asumió el cargo el 1 de enero, se encontró con lo que ella misma había advertido durante su campaña: un municipio con décadas de rezago, servicios básicos colapsados y una deuda social que parecía impagable. La respuesta fue no esperar. Cada día de inacción, razona Benítez, era un día más de abandono para las familias xoxeñas.
Esa lógica de urgencia explica la mecánica que ha adoptado su administración. Cuando el gobierno estatal anuncia un programa, el equipo de Xoxocotlán ya tiene el expediente listo, el terreno identificado, la comunidad organizada. La mezcla de recursos, dice la presidenta, no es un eufemismo contable sino una forma de multiplicar lo poco que se tiene.
El agua: la deuda más antigua
Si hay un tema que atraviesa la conversación como una cicatriz expuesta, es el agua. Nancy Benítez no suaviza el diagnóstico: el 80 por ciento de los habitantes de Xoxocotlán tienen carencias en el acceso a agua potable. Es un dato brutal, reconoce, pero es la realidad.
El problema tiene raíces profundas. El municipio creció de manera desordenada durante décadas, con colonias que se asentaron sin que nadie planificara la infraestructura hídrica. El acuífero de los Valles Centrales está presionado —hay zonas donde la profundidad del agua ya supera los ocho metros— y el sistema de distribución es viejo e ineficiente.
La respuesta de su gobierno ha sido atacar el problema desde varios frentes. Actualmente están en construcción tres pozos profundos que, según Benítez, cambiarán la situación para miles de familias. En marzo se inauguró el pozo Juquilita 2, con una inversión superior a los cinco millones de pesos del programa estatal “Agua Para Todos 2025”. En la colonia Rufino Tamayo ya arrancaron los trabajos de otro pozo profundo, y en Los Nogales se rehabilita el pozo noria. Cada semana, asegura, hay una obra hídrica en marcha.
Cuando se le pregunta cuánto tiempo tomará resolver el problema, la presidenta elige la honestidad sobre la promesa fácil. Si dijera que en su trienio lo resolverá completamente, estaría mintiendo. Es un problema estructural de décadas. Lo que sí puede garantizar es que están sentando las bases para que el siguiente gobierno no empiece de cero.
La avenida que cambiará el mapa
Hay una obra que Nancy Benítez menciona como un parteaguas: la nueva vialidad que conectará La Garita con el Aeropuerto Internacional de Oaxaca. El gobernador Salomón Jara está invirtiendo 500 millones de pesos en ese proyecto, que contempla 3.1 kilómetros de concreto hidráulico, cuatro carriles, ciclovía, banquetas y drenaje pluvial.
Para la presidenta, esa avenida representa mucho más que asfalto. Actualmente, trasladarse de Xoxocotlán a la capital en hora pico puede tomar una hora. El tráfico colapsa las salidas del municipio y estrangula el desarrollo económico. Con esta vía alterna, conectando directamente al aeropuerto, la dinámica cambiará. Es movilidad, pero también es la posibilidad de que Xoxocotlán deje de ser un cuello de botella metropolitano.
Mientras esa obra avanza bajo responsabilidad estatal, el gobierno municipal trabaja en las vialidades internas. Las calles destruidas se rehabilitan con concreto hidráulico. En la colonia Hombres Ilustres, donde la gente batallaba con lodo en lluvias y polvo en secas, ya inició la pavimentación. En el Barrio El Calicanto se acaba de inaugurar una calle cercana al jardín de niños, para que los padres puedan llevar a sus hijos sin riesgo. Son obras que no aparecen en los titulares pero que transforman el día a día de quienes las padecían.
La basura que dejó de ser clandestina
Otro frente que Benítez aborda sin rodeos es el manejo de residuos sólidos. El proceso de instalación de la Estación de Transferencia en territorio xoxeño fue tenso, admite. Hubo preocupación legítima de las colonias vecinas, temores de que se tratara de un basurero encubierto. Pero el diálogo funcionó: se realizaron 43 mesas de trabajo con la comunidad, se explicó que la estación cumple con estándares internacionales y que no almacena basura sino que la compacta y transfiere.
Hoy esa infraestructura ya opera formalmente. Recibe 730 toneladas diarias de residuos de nueve municipios metropolitanos y representa, para Xoxocotlán, el fin de una era vergonzosa: el tiradero de Las Mariposas, donde se habían acumulado más de tres mil toneladas de basura durante años, finalmente fue clausurado. El gobierno estatal invirtió más de 80 millones de pesos en la estación, y como parte de los acuerdos con los vecinos se instaló un vivero comunitario dentro del recinto, con 20 especies de árboles frutales que se distribuirán a la población.
Para la presidenta, el cierre de los tiraderos clandestinos significa dejar de pagar multas, reducir costos de manejo de residuos y, sobre todo, devolverle dignidad a quienes vivían cerca de esos basureros improvisados.
Lo que no sale en la foto
Frente a su primer informe, Nancy Benítez reflexionó sobre lo que le preocupa que la gente no vea. Las obras de drenaje, por ejemplo, no son glamorosas. Nadie corta listón para una tubería enterrada. Pero cuando se rehabilita la red de drenaje en la colonia Noche Buena, se están evitando enfermedades, se está protegiendo la salud de los niños. Eso no aparece en las fotografías pero cambia vidas.
Lo que sí quisiera que vean, dice, es que este gobierno trabaja. Que llegaron con un compromiso de no traicionar la confianza y que cada peso se está invirtiendo en la gente. La transparencia, afirma, no es solo publicar cifras: es entregar resultados. Y la gente de Xoxocotlán no quiere discursos; quiere calles pavimentadas, agua en su tinaco, seguridad en su colonia.
En materia de seguridad, la semana pasada recibió del gobernador cinco patrullas y cinco motopatrullas equipadas que fortalecerán la capacidad de respuesta policial. Pero Benítez sabe que los vehículos no resuelven todo: su administración ha invertido en capacitación y en dignificar las condiciones de los elementos. Los arcos de seguridad instalados en las entradas del municipio, dice, están funcionando. La gente lo nota.
El costo de no detenerse
Antes de terminar esta primera sesión, le habló sobre el costo físico del ejercicio público. Nancy Benítez sonríe. No se nota cansada aunque su mirada se aprecie con necesidad de descanso. Estamos trabajando. Lo que no se puede, sentencia, es detenerse. Hay demasiado pendiente todavía.
Se levanta para atender la siguiente reunión. El teléfono, que mantuvo en silencio durante 45 minutos, vuelve a sonar. Afuera la espera una agenda que no perdona y un municipio de más de cien mil habitantes que, por primera vez en su historia, eligió a una mujer para gobernarlo.
En un rato más rendirá cuentas.
