En Zacatecas, viviendas abandonadas son
usadas como cuarteles por grupos delictivos
• Por su ubicación geográfica, la comunidad de Sarabia de Jerez de García Salinas es la zona cero, la frontera entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación, organizaciones que libran una guerra a muerte por la región.
ZACATECAS.- Decenas de viviendas rurales fueron convertidas en cuarteles de combate por los grupos delictivos que se pelean a muerte la sierra del municipio de Jerez, en Zacatecas.
Algunas de estas viviendas están marcadas con tinta y lucen las siglas de la organización delictiva que las controla; en otras es visible la señal de combate porque grandes orificios de balas destrozaron las fachadas de los hogares de adobe o enjarre de cemento.
La comunidad de Sarabia, a la que se llega por un camino muy accidentado de terracería, es la zona cero de la guerra entre los dos grupos delictivos con mayor fuerza en México: del lado norte, las alturas de un cerro es vigilada por el Cártel de Sinaloa, y desde el sur, en otro cerro, la observa el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Durante el más reciente acompañamiento que organizó el Ejército para que los habitantes (quienes huyeron amenazados por la violencia) pudieran recuperar lo poco que los grupos delictivos les dejaron tras haber saqueado uno por uno los hogares, una mujer, quien pidió el anonimato por temor a represalias, confirmó que su vivienda, ubicada en la parte alta de la población, estaba siendo utilizada como centro de operaciones delictivas porque había rastros de comida recién preparada, ropa tirada y balas en las paredes.
“Aquí en esta casa nosotros sabíamos que habría gente”, confirmó la mujer habitante de Sarabia, quien, caminando hacia una terraza, señalaba hacia un lado y luego al otro, detallando por qué Sarabia era disputada a muerte.
“Nosotros estamos en medio. (…) Por la altura de la casa es, pues, muy estratégico porque pueden mirar a diferentes lados, pueden mirar hacia atrás, hacia enfrente, tiene mirador hacia todos lados, entonces creo que aquí por eso han estado en esta casa y se ha mirado que la han dejado destruida”, narraba con tristeza la zacatecana.
La historia de cómo llegaron los grupos delictivos coincide en todas las comunidades afectadas por la violencia.
“Llegaron como gente de gobierno y se miraba uno como soldado; algunos decían adiós, al rato pues andan haciendo rondín, pasaron para acá, pasaron para allá”, detalló un hombre mayor quien aseguraba que hasta se sentían cuidados pensando que los delincuentes eran del ejército y por eso no lo reportaron.
Tras algunas semanas de haber estudiado el terreno, comenzaron las agresiones a la población y denunciaron estos hechos a las autoridades, pero nunca obtuvieron respuesta, dejando crecer el problema.
“Exactamente, no venían”, afirmó molesto un campesino afectado por el exilio.
Ante el abandono del gobierno, comenzaron las agresiones. Los habitantes denuncian que decenas de campesinos, hombres jóvenes en su mayoría, fueron desapareciendo. Ellos forman parte de las cifras desconocidas por las autoridades porque el miedo evitó la denuncia.
“Al principio empezaron a llegar y a agarrar gente a levantar gente y llevársela, chavalos que se los llevaron, nunca regresaron, no sabemos que pasó, si les quitaron la vida o los traen trabajando con ellos, realmente levantaron muchos chavalos de todos los ranchos y eso es lo que hicieron con toda esa gente”, narró con lágrimas en los ojos un abuelito de Sarabia.
Al final llegaron los saqueos generalizados y las amenazas directas, incluso obligaron a los habitantes con vehículos todo terreno a transportar cargas de las que desconocían su contenido.
“Ay, pues, es que iban y nos decían, querían que les diéramos un ride quién sabe a donde”, denunció una de las afectadas.
Por el miedo, una tarde de hace dos semanas, la población se reunió de forma clandestina y decidió huir masivamente, dejando todo en el abandono.
Los habitantes afectados coinciden que se necesita una vigilancia permanente del Ejército en la región, porque en cualquier momento en que los dejen solos puede ocurrir una tragedia.
“No, no vamos a tener confianza es que pues no, hasta que veamos el apoyo de las autoridades, nomás queremos paz, queremos tranquilidad, queremos regresar a nuestras tierras”, suplicaba una mujer quien durante horas visitó su hogar completamente saqueado y destrozado por las balas.
Al igual que Sarabia, al menos 18 comunidades de Jerez se encuentran abandonadas, la situación se repite en los municipios de Valparaíso, Fresnillo y Monte Escobedo.