NADIA SANABIA
En el complejo juego de poder dentro de Morena, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) permanece como la imperturbable figura dominante.
Aunque el presidente ha declarado que “no es objetivo” respecto a las aspiraciones de Luisa María Alcalde para presidir el partido, su simple sonrisa es suficiente para marcar en piedra la línea sucesoria. La frase “no soy objetivo” se convierte en una bendición evidente para Alcalde, también conocida como “La Morena” desde el comercial de 2017.
La bendición de AMLO
La línea implícita
En su reciente conferencia mañanera, AMLO afirmó: “No soy objetivo” al referirse a la posibilidad de que Alcalde dirija Morena. Esta declaración, está lo más lejos posible de ser neutral. En el universo político de Morena, donde AMLO es el patriarca indiscutible, una simple sonrisa es determinante. No hay quien se acerque a competirle al más mínimo de sus gestos.
Final cantado
La carrera por la presidencia de Morena tiene un desenlace previsible. Luisa María Alcalde, con el respaldo de figuras clave como Claudia Sheinbaum y Citlalli Hernández -quien no tuvo más remedio que sumarse a la línea marcada por la sonrisa presidencial, y la evidentísima bendición de AMLO, se perfila como la próxima lideresa del partido.
En el mundo de Morena, donde la sonrisa del patriarca es más poderosa que cualquier regla que intente equidad democrática, la frase “no soy objetivo” se convierte en la señal definitiva de quién tiene el favor presidencial.
Así, “La Morena” se encuentra en el umbral de una nueva etapa, lista para consolidar su liderazgo en el partido que ha definido la política mexicana en los últimos años.