El “ya basta” de Claudia Sheinbaum

Fernando Schütte Elguero

En un país cansado de simulaciones, discursos reciclados y complicidades disfrazadas de lealtades políticas, todos los mexicanos queremos escuchar lo mismo: que Claudia Sheinbaum Pardo, la presidente de la República, por fin diga “ya basta”. Que se deslinde con claridad de Andrés Manuel López Obrador, que marque su propio rumbo y que deje de ser vista como la sombra del narcocaudillo.

Esa exigencia ciudadana se traduce en un murmullo que pocos atienden pero que está ahí, latente, exigiendo resultados. “El que tenga oídos que oiga”, podría decirse. Porque sí, aunque a veces se dude, empiezan a ocurrir cosas que revelan que Sheinbaum no está dispuesta a cargar eternamente con la herencia del tabasqueño.

El movimiento más reciente fue inesperado: la detención en Paraguay de, nada menos que el secretario de Seguridad Pública de Adán Augusto López Hernández: Hernán Bermúdez Requena, alias “el Abuelo” o “El Comandante H” Un hecho que sacude a la política nacional y envía un mensaje claro, que la continuidad no significa impunidad.

Aquí resulta fundamental reconocer a quienes sostienen el andamiaje de la seguridad. Omar García Harfuch, al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, ha demostrado que el trabajo constante sí genera resultados. Con más de 20,000 detenidos durante este sexenio, ha consolidado la idea de que la ley puede aplicarse sin titubeos. Su trayectoria, marcada por disciplina, cercanía operativa y eficacia, lo coloca como uno de los cuadros más sólidos del gobierno y como un referente de que la seguridad pública sí puede tener rostro profesional y confiable.

No menos relevante es la Marina Armada de México. Conviene decirlo: la institución es, en esencia, limpia y profesional, pilar de la seguridad marítima y de operaciones estratégicas contra el crimen organizado. Lo ocurrido en torno al huachicol fue una excepción que no puede empañar el prestigio de generaciones de marinos comprometidos con la nación y respetados incluso más allá de nuestras fronteras. Aquí siguen saliendo responsables coludidos, lo que habla bien de que la SEMAR a cargo del Almirante Secretario Raymundo Pedro Morales Ángeles, no se conformará con quienes habían sido capturados y dejarlo ahí.

El Ejército Mexicano, bajo el mando del General Secretario Ricardo Trevilla Trejo, también merece un reconocimiento. Se trata de una institución que ha sabido mantener disciplina, lealtad y eficacia en momentos críticos. El respaldo del Ejército confirma su papel como columna vertebral del Estado mexicano y como garante de la soberanía nacional.

Pero nadie puede cerrar los ojos: todavía existe una inmensa corrupción y, además, una colusión evidente con políticos y miembros de las Fuerzas Armadas. No se puede llegar al nivel de criminalidad en que se encuentra México sin que esas complicidades lo hayan permitido. Reconocerlo no es debilitar a las instituciones, sino exigirles que se limpien desde dentro y demostrar que nadie está por encima de la ley.

Desde mucho antes, López Obrador mostró su desprecio por las Fuerzas Armadas, atacando cruelmente al general Salvador Cienfuegos y debilitando la institución que juró respetar. Para destruirlas no necesitó un decreto, le bastó colocarlas en los espacios donde la corrupción florece: las aduanas y las llamadas megaobras de México. Allí no solo se contaminó su honor, también se doblegaron a los fines políticos y personales del propio López Obrador.

El “ya basta” de Claudia Sheinbaum no puede quedarse en discurso, o rompe de una vez por todas con la corrupción y la colusión que pudren al país, o pasará a la historia como una más de las que tuvieron el poder en sus manos y no se atrevieron a usarlo.

PD. Resulta por lo menos extraño que hayan cambiado al mando de la 30/a Zona Militar, quién fue el que dió a conocer que Bermúdez Requena tenía una orden de aprehensión.

FSchutte

Consultor en seguridad y analista político