¿Títere del poder o Presidente de los mexicanos?

by | Dic 4, 2025 | Sin categoría

Fernando Schütte Elguero

La salida de Alejandro Gertz Manero de la Fiscalía General de la República no es un episodio menor. Es un terremoto político que exhibe la fragilidad de un sistema de justicia que en seis años no logró consolidar autonomía ni eficacia (ya sea por una exigencia exógena del régimen o por una incapacidad endógena autoimpuesta o de la propia institución). El ahora exfiscal deja una Fiscalía sin resultados visibles en la lucha contra la corrupción, sin grandes casos judicializados y con una larga lista de expedientes filtrados que se usaron más como armas políticas que como herramientas para sancionar delitos.

México sigue padeciendo un tremendo desaseo institucional: una profunda ingobernabilidad que no está siendo suplida por el totalitarismo, sino por la ineptitud. La impunidad protege a quienes saquean al país. Los cárteles extorsionan, desaparecen, controlan territorios enteros. Y mientras tanto, desde el poder se prefiere hablar de “otros datos” antes que enfrentar la realidad.

Con la vacante en la Fiscalía, la Presidente Claudia Sheinbaum tiene hoy la decisión más importante de su mandato: o reafirma el papel de títere del poder (o se asume como Presidente de los mexicanos). Este es el punto de quiebre. La promesa histórica de una fiscalía independiente no puede quedar reducida a una simulación partidista.

Y en este momento tan álgido y delicado para la vida política nacional, reaparece el titiritero desde Palenque (no solo como distractor, sino como una amenaza abierta de volver a tomar las calles) y gobernar desde fuera del gobierno, como si el resultado electoral y la investidura presidencial fueran simples sugerencias. No es la primera vez que se pretende doblegar la institucionalidad con movilizaciones que se disfrazan de pueblo (pero responden a un solo caudillo).

El riesgo es evidente. Si la Fiscalía vuelve a quedar en manos de alguien funcional al régimen (por ejemplo, Ernestina Godoy, con clara identificación partidista) se cancelaría el equilibrio de poderes. Una Fiscalía subordinada no protege a la nación, protege al gobierno. Y en ese escenario, los comentaristas y opinadores (a los que despectivamente llaman “comentócratas”) no dejaremos de hablar de los casos que hoy se pretenden enterrar: Adán Augusto López, Andy López Beltrán y varios gobernadores con fortunas inexplicables y vínculos oscuros.

La seguridad pública es hoy la demanda más urgente. México no puede seguir atrapado entre una violencia fuera de control y una justicia que solo funciona para perseguir adversarios o fabricar narrativas. Si la Presidente insiste en colocar a alguien que cuide los intereses del grupo gobernante, la 4T habrá cavado su propia tumba moral. Si, en cambio, elige un perfil con integridad, carácter y autonomía real, habrá dado el paso decisivo de su sexenio.

La historia ofrece pocas oportunidades como esta. La pregunta es simple:

¿Gobernará Claudia Sheinbaum para un movimiento o para una nación?

Si decide ser estadista, encontrará un país dispuesto a acompañarla. Si sigue gobernando bajo la sombra de quien ya no gobierna, México pagará un precio muy alto: más violencia, más corrupción y una democracia cada vez más debilitada.

Es hora de elegir. Y el tiempo se agota.

@FSchutte
Consultor y analista.