*Aunque la dirección de normatividad y control de vía pública señala que hay un padrón de 2300 ambulantes solo en el primer cuadro de la ciudad, el presidente municipal asegura que han retirado 1100
Ana Luisa Cantoral.—Aunque no quiso hablar de cifras, el presidente municipal José Antonio Hernández Fraguas reconoció que el incremento de vendedores ambulantes ha traído incalculables pérdidas, “Aquí lo grave del ambulantaje es que haya cada día, más organizaciones que vendan la calle, porque por un lado nosotros quitamos puestos y por el otro amanecen más” dijo.
De acuerdo al director de normatividad y control de vía pública David Tejada, hasta el momento y sólo en el primer cuadro de la ciudad existen poco más de 2300 vendedores ambulantes de las cinco organizaciones más fuertes.
“Hay aparentemente un incremento, sin embargo hemos retirado 1100 puestos, lo que nos quede de administración seguiremos en este operativo, el asunto es que muchas veces se ve donde hay ambulantes pero no se ve donde se quitan y es muy fácil criticar, que no reconozcan donde hemos retirado, por ejemplo la calle de Valdivieso, Independencia, Flores Magón” enfatizó.
Asimismo anunció, “Es cierto, todavía hay ambulantes no lo podemos negar, pero aquí lo grave y no es justificación, es cuando se vende la calle, cuando una persona crea una organización y se pone a vender espacios en la calle, ahí solo se beneficia a una persona, y explotan al comerciante” detalló.
Cabe destacar que en total son 32 organizaciones que dirigen al comercio informal en la ciudad, 5 de ellas, las más fuertes se apoderaron totalmente del primer cuadro de la ciudad (zócalo capitalino).
“No es tan sencillo hablar de un proyecto que se tenía en mente desde hace años, tener un mercado dónde ubicar a estas gente no es sencillo, por la cuestión de los lideres de estos organismos que va en aumento” puntualizó el mandatario municipal.
Tan solo en el municipio de Oaxaca de Juárez, las estimaciones de la Alianza Empresarial y Comercial de Oaxaca hablan de al menos 15 mil puestos sin permiso distribuidos en toda la capital, algunos instalados bajo el amparo de organizaciones y otros que se abren a las puertas de las viviendas, como un negocio familiar ante la falta de empleo o de los bajos salarios.